Este país, situado en el centro de Europa, hasta no hace muchos años formaba parte de una de las quinces Repúblicas Socialistas Soviéticas de la URSS. Fue en el año 1991 cuando se produjo la disolución de estos satélites comunistas de la órbita del Kremlin. Hasta entonces había sido totalmente desconocida para los propios españoles y, por tanto, para el sector cinegético de este país.
Desde hace poco tiempo, quizás por la necesidad de realizar cacerías diferentes, buscar nuevas aventuras, explorar desconocidos territorios o adentrarse en zonas salvajes, han surgido este tipo de expediciones en algunos programas de orgánicos nacionales.
Aún así, a pesar de la novedad que representa, no es uno de los destinos más solicitados, y no quiere decir esto que sea debido a sus malas instalaciones o escasa garantías, sino que todo se debe al desconocimiento, tanto del país como de las innumerables posibilidades cinegéticas que nos ofrece.
El país
Bielorrusia es un estado sin litoral, relativamente plano, que contiene grandes extensiones de tierras pantanosas. Según una estimación de 2005, hecha por las Naciones Unidas, el 40% del suelo bielorruso está cubierto por bosques. Una gran cantidad de arroyos y 11.000 lagos se encuentran a lo largo de su territorio; de aquí proviene el sobrenombre de “País de los Ojos Azules”. Tres grandes ríos lo atraviesan: el Niemen, el Pripyat y el río Dniéper.
Gracias a esta privilegiada configuración natural, la cantidad de animales que alberga lo convierte en uno de los países más ricos de Europa, con más de cuarenta especies cinegéticas entre su fauna.
Con esta distribución orográfica Bielorrusia parece estar dividida en tres zonas geográficas bien diferenciadas: la del norte, poblada de lagos; la meseta boscosa central; y la parte sur, muy pantanosa y deshabitada, llamada Pantanos de Prypett.
El punto más alto es el pico Dz- yarzhynskaya Hara, de 345 metros sobre el nivel del mar, y su punto más bajo está en el río Neman, a 90 metros. La elevación promedio es 160 metros sobre el nivel del mar, lo que no representará grandes esfuerzos a la hora desarrollar nuestras jornadas venatorias.
Debido a la proximidad del mar Báltico(257 kilómetros en el punto más cercano), el país tiene un clima continental templado. Los inviernos, muy fríos, duran entre 105 y 145 días, y los veranos tienden a durar hasta 150 días. La temperatura media en enero es de -6 C y la temperatura media de julio es de 18 °C, con humedad alta, siendo su precipitación media anual de 550 a 700 mm.
Dependiendo del tipo de cacería que elijamos, o el periodo hábil de una u otra especie, tendremos que amoldarnos a unos ciertos días o meses. Los meses más recomendables, en cuanto a climatología se refiere, son los de octubre y noviembre, donde podremos cazar eñ batidas. En abril y mayo, con mucho menos frío y lluvia, es apropiado para la caza a rececho de corzos y urogallos.
Bogusz Kozyra, gerente de Chasspol, posee una de las areas mas importantes de caza en Bielorrusia.Las batidas que en ella organiza suelencumplir con las espectatovas del cazador mas exigente.
Alrededor del 70% de la radiación del desastre de Chernóbil en 1986,ocurrido en la vecina Ucrania, ingresó en el territorio de bielorruso, y en 2005 una quinta parte de las tierras bielorrusas (principalmente, tierras agrícolas y bosques en las provincias del sudeste), continuaban siendo afectadas por la precipitación radiactiva. Las Naciones Unidas y otros organismos se han esforzado en reducir el nivel de radiación en las áreas más afectadas, especialmente a través de la utilización de ligantes del cesio y el cultivo de colza, que está destinada a disminuir los niveles de suelo a cesio-137. A pesar de ello, esto no debe ser un escollo para nuestros propósitos cinegéticos, pues no representará ningún trastorno para nuestra salud. Además, esta circunstancia ha propiciado la aparición de más tierras de cultivo, lo que es un gran beneficio para los animales silvestres.
Más de un tercio del territorio del país está cubierto de bosques 110 poblados. En el norte, las coniferas predominan en arboledas de abedules, abetos, hayas y alisos.
Elbioma dominante en Bielorrusia es el bosque templado de frondosas. La WWF divide su territorio entre dos ecorregiones: el bosque mixto sarmático, en la mitad norte del país, y el bosque mixto de Europa central, en la mitad sur.
Destaca en su patrimonio natural el Bosque de Belovezhskaya Pushcha-Bialowieza, declarado patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1979 y ampliado en 1992, transfronterizo con Polonia. Es el más bello y antiguo de todos y da refugio a animales que se extinguieron en otros lugares del país. Cuenta con tres reservas de la biosfera: Berezins- kiy, Belovezhskaya Pushcha y Pri- buzhskoye Polesie, y tres parques nacionales: Belovezhskaya Pushcha, Braslavskie Ozera y Prypyatskiy.
En estas zonas, salvo en áreas de máxima protección donde está restringida la caza, es donde se desarrollan muchas de las cacerías reservadas para nuestro disfrute. Además, en estas mismas zonas el Gobierno bielorruso ha dispuesto asas de campo con todas las comodidades para alojar tanto a cazadores como a turistas del medio rural.
Batidas y urogallos
En estos privilegiados lugares podremos practicar las dos modalidades de caza más demandadas en este país: las batidas de caza mayor y la caza al urogallo.
Todas las actividades cinegéticas que podemos practicar allí no están sujetas a artificios y se realizan en medios abiertos y naturales. De ahí que los resultados no estén asegurados, pero con un poco de suerte pueden ser sorprendentes y dejar a todo el personal asistente más que contento.
Para la caza en batida se necesitan al menos ocho cazadores para poder cerrar con algo de garantía una determinada zona, elegida previamente para ser ojeada. En puestos naturales, algunos con no mucha visibilidad debido a la frondosidad de los bosques, se situarán los cazadores, quienes, en la mayoría de los casos, pueden abatir cualquier pieza de las que habitan las profundidades de estas masas vegetales. Tanto alces, ciervos, cochinos y corzos son protagonistas en estas jornadas, contando alguna vez con visitantes más ariscos y astutos como el lobo. La única excepción, gl cual sólo se puede cazar a rececho, es el bisonte europeo, del que hay pocas licencias al año, siendo además estas de un coste muy elevado.
La caza de este animal tan exclusivo se realiza en las zonas más intrincadas de los bosques, donde han fijado su hábitat, por lo que se convierte en una de las más bellas cacerías que podemos practicar en el viejo continente.
Otra especie muy focalizada en Europa y que encontramos aquí es el alce que, a diferencia de sus congéneres americanos o del noreste de Rusia, son algo más pequeños en tamaño corporal, y mucho más pequeña la proporción de su cornamenta, presentándose ésta más ramificada y no tan palmeada como las otras subespecies. Lo podemos cazar tanto en batida como en rececho, pero una original forma de hacerlo es con reclamo, al que en la época de celo acuden raudos a nuestro engaño si están en las cercanías.
El urogallo es otra de las especies reinas del país, con una densidad muy alta de aves, lo que garantiza nuestro éxito. Gracias a expertos conocedores del terreno y a una minuciosa búsqueda de los contade-ros de estos gallos, los guías de caza, en plena oscuridad, son capaces de llevarnos hasta escasos metros de nuestro objetivo que, apostado en lo alto de algún pequeño arbusto leñoso, estará lanzando cantos de amor a sus hembras.
El gallo lira también cuenta con una población estable, siendo un complemento perfecto para aquellos cazadores que elijan ir en busca de gallináceas.
Ambas especies representan una verdadera cacería natural, donde hay que tener los nervios bien templados para realizar los acercamientos a estos animales con todo tipo de sigilo y cautela, aprovechando los escasos segundos en los que están cantando.
Gracias a la cantidad de lagos y ríos, las poblaciones de estas aves son elevadas, constituyendo un hábitat único para su proliferación. A éstas hay que añadir una buenas densidades de codorniz, perdiz y becada, entre otras, lo que propiciará divertidísimos días para los cazadores de escopeta.
En cuanto al resto de especies, como corzos o venados, no encontramos ejemplares que se puedan equiparar a otros países limítrofes o cercanos a Bielorrusia.
Actualmente, hay censados, según su Ministerio de Bosques, alrededor de 15.700 alces, 4.600 ciervos, 35.000 jabalíes, 40.500 corzos y 8.200 ejem- piares de urogallo.
De este importante número de fauna cinegética, los cazadores consiguen abatir en la temporada cerca de de 100 alces, 70 ciervos, 1.000 jabalíes, 900 corzos y 30 urogallos. Con estas estadísticas se ve la poca presión cinegética a la que esta sometida su fauna, por lo que nuestras opciones serán amplias a la hora de elegir este destino.
Como conclusión, si lo que queremos es emular las grandes cacerías de antaño, donde era todo una incógnita y la incertidumbre se mantenía hasta el comienzo de la batida, Bielorrusia es el sitio idóneo para ello, pues la autenticidad de sus animales y lo salvaje de sus bosques, nos deparará una verdadera cacería, cada vez más escasa en el resto del continente.
Aquí podremos disfrutar de la verdadera esencia de la caza, donde los resultados, en pocas ocasiones, serán generosos. En cambio participaremos en diferentes jornadas tanto en batidas como en caza en mano, emulando aquellas que hasta hace pocos años disfrutaba la nobleza europea, obviando cercados, cotos y grandes trofeos con dudosa cría y procedencia.
Autor: Antonio Adan Plaza